El Gobierno israelí asume de facto la autoría del bombardeo del miércoles en territorio sirio
El primer ministro turco tacha el acto de “terrorismo de Estado”
El espionaje estadounidense cree que se trataba de un convoy que llevaba misiles a Líbano
David Alandete / Juan Gómez Jerusalén / Berlín 3 FEB 2013.
Siria y sus aliados advirtieron este domingo a Israel de que el ataque que efectuó el miércoles pasado contra un complejo militar en las afueras de Damasco no quedará sin réplica y de que se reservan la posibilidad de responder con el uso de la fuerza. Acosado por una revuelta interna que dura ya casi dos años y se ha cobrado 60.000 vidas, el presidente de Siria, Bachar el Asad, acusó a Israel de querer desestabilizar su país y le garantizó que, aún con un conflicto interno de por medio, es capaz de “responder a cualquier agresión contra la ciudadanía siria”. Irán, aliado de Damasco, dijo también que se plantea la posibilidad de tomar represalias por ese ataque. Por su parte, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, calificó el acto de “terrorismo de Estado”.
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“La agresión de Israel contra el centro de investigación de Jamariya demuestra la posición verdadera de Israel, que colabora con las fuerzas enemigas extranjeras y con facciones sobre el terreno sirio para tratar de desestabilizar y debilitar a Siria”, dijo El Asad, tras una reunión mantenida este domingo con el secretario del Consejo Superior de Seguridad Nacional de Irán, Said Jalili, que se hallaba ayer de visita en Damasco, según informaron los medios oficiales sirios.
Diversos funcionarios y militares iraníes prometieron también que el ataque de Israel no quedará sin respuesta. El comandante de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, general Mohamad Ali Yafari, dijo en un acto público que “la resistencia y las represalias son el único camino posible” para enfrentarse a Israel tras el ataque en territorio sirio, según informaron los medios oficiales de Irán. En su reunión con El Asad, Jalili dijo que la colaboración entre Irán y Siria es crucial para poner freno a “complots y misiones extranjeras cuyo fin es desestabilizar la seguridad en la región”.
Aunque Israel no suele admitir públicamente ataques de la naturaleza del ocurrido el miércoles, el ministro de Defensa de ese país, Ehud Barak, asumió la autoría en la Conferencia de Seguridad de Múnich, en la que participaba. Barak dijo que aunque no puede “añadir nada a lo que se puede leer en los periódicos sobre lo que sucedió en Siria”, el bombardeo “es una prueba más de que cuando [Israel promete] algo, lo cumple”. Es la primera vez que el Gobierno en funciones de Israel se pronuncia sobre el ataque.
El bombardeo ocurrió el miércoles de madrugada, cuando la Fuerza Aérea de Israel atacó las inmediaciones de una zona de investigación militar cerca de Damasco. Fuentes de la inteligencia norteamericana consideran que el objetivo era un convoy cargado con misiles que se dirigía desde la capital siria hacia Líbano, donde iba a recibirlo la milicia chií Hezbolá, que, junto con Irán, es el principal aliado de El Asad en la zona.
Dos días antes del ataque, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, había dicho a una delegación de legisladores norteamericanos que sus opciones respecto a Siria están “entre lo malo y lo peor”. Israel lleva meses advirtiendo de la posibilidad de que los arsenales de misiles y armas químicas de Siria acaben en manos de Al Qaeda o Hezbolá. El Asad dispone de depósitos de gas sarín, gas mostaza y cianuro. EE UU ha dicho en el pasado que si Damasco los empleara, cruzaría una línea roja que llevaría a una intervención.
La conferencia de Múnich puso en evidencia el abismo que todavía separa a Moscú y Washington sobre el conflicto sirio. El vicepresidente de EE UU, Joe Biden, calificó de “tirano” a El Asad y auguró su próxima caída. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, consideró que la exigencia de que El Asad se vaya es el motivo por el que las negociaciones no avanzan. Sin embargo, Moscú también ha dado señales tibias de apertura hacia la oposición siria. Lavrov se reunió en Múnich por primera vez con el líder opositor sirio, Moaz Al Jatib.
El ministro de Exteriores de Irán, Ali Akbar Salehí, advirtió en la capital bávara de que una intervención occidental en Siria “extendería las llamas del conflicto a toda la región”. Solo el sábado murieron unas 150 personas en los enfrentamientos.
Ante la volatilidad de la situación en Siria, Israel ha movilizado una batería de misiles del escudo de protección conocido como Cúpula de Hierro a la ciudad de Haifa, al norte del país, que se halla a 140 kilómetros de Damasco. Haifa, con 268.000 habitantes, fue precisamente una de las ciudades donde más misiles cayeron durante la guerra entre Hezbolá e Israel de 2006.
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