Hubo elogios zalameros para el general David Petraeus desde que renunció ayer [viernes 10 de noviembre] como jefe de la CIA después se que el FBI descubrió que tenía un affaire extramarital.

El presidente Barack Obama alabó las décadas de “extraordinario servicio” de Petraeus, lo que incluye su período como general a cargo de las guerras de EE.UU. en Irak y Afganistán, como jefe de la CIA, donde Petraeus ha estado a cargo del programa “secreto” de drones de Obama que mata a niños y otros civiles en varios países sin supervisión ni control de quien sea.

 

Algunos han lamentado, a través de medios sociales que las guerras, ocupaciones y asesinatos no constituyan motivos suficientes para perder un puesto en el gobierno de EE.UU. Por cierto, semejante servicio justifica elogios y promociones, mientras un affaire extramarital puede destruir una carrera.

 

Pero lo que me impactó fue la ausencia total en la amplia cobertura mediática de otra manera por la cual Petraeus hizo un poco de historia: al criticar públicamente a Israel y enfurecer al lobby de ese país en EE.UU.

 

Israel: ¿un lastre para EE.UU.?

 

En marzo de 2010, cuando Petraeus todavía era jefe del Comando Central de EE.UU. testificó ante el Comité de Servicios Armados del Senado e incluyó la siguiente observación sobre uno de los “desafíos para la seguridad y la estabilidad” enfrentados por EE.UU.:

 

Las hostilidades permanentes entre Israel y algunos de sus vecinos presentan claros desafíos a nuestra capacidad de avanzar nuestros intereses en el AOR [Área de Operaciones]. Las tensiones israelíes-palestinas frecuentemente estallan en violencia y en enfrentamientos armados en gran escala. El conflicto fomenta el sentimiento antiestadounidense, debido a una percepción de favoritismo de EE.UU. hacia Israel. La cólera árabe por la cuestión palestina limita la fuerza y la profundidad de las relaciones de EE.UU. con gobiernos y pueblos en el AOR y debilita la legitimidad de los regímenes moderados del mundo árabe. Entretanto, al Qaida y otros grupos militantes explotan esa cólera para movilizar apoyo. El conflicto también otorga influencia a Irán en el mundo árabe a través de sus clientes, Hizbulá en el Líbano y Hamás.

 

Abe Foxman, director nacional de la Liga Contra la Difamación, uno de los principales grupos del lobby sionista en EE.UU., se sintió tan alarmado que emitió una declaración condenando el testimonio de Petraeus, afirmando:

 

El general Petraeus simplemente se equivocó al vincular los desafíos enfrentados por fuerzas de EE.UU. y de la coalición en la región con una solución del conflicto israelí-árabe y al culpar de las actividades extremistas a la ausencia de paz y al percibido favoritismo de EE.UU. hacia Israel. Esta vinculación es peligrosa y contraproducente.

 

Lo que Foxman y otros lobbistas de Israel comprendieron correctamente fue que Petraeus estaba articulando un punto de vista cada vez más común en el establishment de EE.UU., pero que es un tabú absoluto cuando se trata de declararlo en público: que los “intereses” de EE.UU. y los “intereses” de Israel no son idénticos y que Israel podría constituir un lastre estratégico en lugar de ser un activo para EE.UU.

 

Pero mientras Foxman despotricaba, el punto de vista de Petraeus por lo menos tocó la fibra sensible de algunos en Israel. Unos meses después de que Petraeus hablara en el Senado, el jefe del Mossad israelí, Meir Dagan, dijo a un comité de la Knéset [parlamento israelí] que: “Israel está pasando gradualmente de ser un activo de EE.UU. a ser una carga”.

 

Por cierto, Obama nombró a Petraeus director de la CIA después de que hiciera su declaración en el Senado sobre Israel. Y eso también puede haber sido un punto contra Obama en la falsa narrativa republicana y ultrasionista de que Obama sacrificó a Israel.

 

Petraeus no habló debido a su amor por los palestinos ni por una posición de principios o preocupación por la justicia, que nadie se llame a engaño. Habló con el mismo frío cálculo de cómo mantener y aumentar la dominación imperial de EE.UU. que le permitió supervisar –por cuenta del presidente– guerras, ocupaciones y asesinatos de niños y adolescentes y otros civiles en todo el mundo utilizando drones. Es precisamente lo que asustó al lobby de Israel.

 

Ali Abunimah es un periodista palestino-estadounidense cofundador de la página en Internet The Electronic Intifada. Nació en Washington, de padres refugiados palestinos. Ali se licenció por las Universidades de Princeton y Chicago y es un comentarista y orador frecuente en temas de Oriente Medio. Es también un colaborador habitual del Chicago Tribune y Los Angeles Times.

 

Fuente original: http://electronicintifada.net/blogs/ali-abunimah/when-former-cia-chief-david-petraeus-enraged-israel-lobby

 

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Ali Abunimah

 

Electronic Intifada
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens